Para cuando te hayas ido, cierra bien la puerta detrás de ti y deja las llaves del lado de adentro.
Los papeles que estaba ordenando sobre la mesa se volaron cuando abriste la ventana, no te molestes en recogerlos, luego los levanto.
Quedaron algunas prendas de tu ropa sobre la cama que en estos días te envío, no quiero que las pases a buscar. Saca las fotos de los dos que pusiste por todos lados, y las quemas, o te las llevas o las guardas donde yo no sepa. No me gustaría encontrarlas algún día y que me tomen por sorpresa.
Corre el sofá que pusiste en la sala de estar, ese que oculta la mancha de humedad de la pared. Deberíamos haber pintado en vez de taparla, o eso creo. En fin, córrelo, que yo sola no puedo, y en algún momento tendré que pintar.
En el cajón de mi mesa de luz están todas las cartas que escribiste, las que leías cada noche hasta que se rompió el foco del velador y dejaste de hacerlo. Nunca lo cambiaste, aunque por más oscuras que estén ahí adentro, y aunque no hayas vuelto a pronunciarlas, siguen siendo tus palabras y ya no me pertenecen. Puedes leérselas a alguien más si las quieres.
El sweater viejo que usaba para quedarme en casa también puedes llevártelo. Siempre te pareció simpático que me quedara pequeño, pero a decir verdad me es algo incómodo. No voy a usarlo ya, de todos modos, así que recuerda tomarlo; quedó sobre la silla del tocador.
Puedes desamoblar la casa y dejarla tal como estaba antes de ti. Después de todo, la llenaste de cosas que no eran mías y que tarde o temprano sabía que ibas a quitar. De un momento a otro, lo que tenía, por poco que fuera, estaba desordenado y dispuesto en función de que tus cosas cupieran en la casa. Cuando te las lleves quedará tan vacía... es probable que la mancha en la pared desnuda se vea aún más grande. Volveré a acomodar todo con el tiempo para que se parezca a como era antes. Solía pensar que era grande para mí sola, aunque ahora que imagino cómo quedará cuando te vayas, supongo que no era para tanto.
El amor que quedó dentro tampoco es mío, venía de prestado con los muebles que ya no usabas. Llévalo, no lo quiero.
Para cuando te hayas ido, cierra bien la puerta y deja las llaves del lado de adentro.
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