Datos personales

She believed in dreams, all right, but she also believed in doing something about them.

noviembre 23, 2012

If we were a movie

     El chico que cantaba con su guitarra, la chica que soñó con su voz y se acercó a hablarle; tenían en común más cosas de la que creían. Se conocieron en poco tiempo y a su forma. Él le mostró su mundo, ella se amoldó a su locura. Vivieron, soñaron, buscaron. Compartieron. Suena de película, ya sé, pero fue así. 
     Entraste a mi vida tan de golpe que ni siquiera noté cuando te fuiste. No sé decir que te quise. Pero tampoco sé decir que hoy no te necesito. Te extraño al lado mío, diciéndome que todo está bien. 
     El cielo fue inmenso y, bajo todas esas estrellas, reinó el silencio. No hacía falta que dijeras nada, tu mirada y tu canción decían más que cualquier otra cosa en el  mundo. Me dabas paz. Una paz que ya no tengo, que busco y sólo encuentro en tu recuerdo. El silencio ya no reina, nos gobierna, y no por elección. Una dictadura en la que impera el miedo... mi miedo, el de no saber qué nos pasó. Me hacen falta tus canciones, tus colores, tu sonrisa y tus ganas de vivir. 
    Tal vez sea tiempo de entender que sí somos distintos, y que lo nuestro aun es como en una película, pero una de esas en las que los protagonistas se separan al final, y encuentran cada uno su camino. Alguna vez sabré qué fue lo que te alejó de mí. 
    Nunca me olvido lo linda que sonaba esta canción cuando la cantabas, y que siempre va a hacer que me vuelvan a la memoria esa tarde, esa callecita de Buenos Aires, ese abrazo y esa voz. Tu voz. 
     
     No puedo hacer  más que desearte un buen viaje, y que seas feliz. Quizás tan feliz como yo supe ser al lado tuyo.

noviembre 17, 2012

Dos desconocidos










Una calle vacía.
Dos desconocidos, un farol, una esquina.
La gente que pasa, sumergida en la rutina,
los autos y sus luces que encandilan las pupilas.
La mirada puesta en algún punto de tu mente,
me borras el mundo con canción y traes la calma.
La calle, los autos, el farol...
dos almas.
Sentados uno al lado del otro, no tenemos mucho que perder;
apoyada en tu hombro, en silencio, respiro.
Me pregunto si es posible, si es real...
Sólo callo. Te miro. Me río...
Debe haber sido en otra vida, otro lugar,
pero lo sé: nos conocimos.
Casi como de toda la vida, 
en tu canción mi sentimiento.
La melodía de tu voz me es familiar, 
me eleva, me llena. Te siento.
Desaparecieron de mi rostro las secuelas
de unas lágrimas borradas por el tiempo.
Los ojos cerrados desvaneciendo el entorno,
y tu voz, que va absorbiendo el ruido.
Otro atardecer que veo morir en Buenos Aires,
y mi rutina, que perdió el sentido.
Me paro y nos veo desde la esquina:
somos dos desconocidos.